MyProtein es uno de los gigantes de la Nutrición Deportiva no sólo en España, sino en todo el continente europeo. Con más de diez años de experiencia en la producción y distribución de suplementos nutricionales, cuenta con una trayectoria y servicios impecables. Sin embargo, como ocurre con todas las empresas dedicadas al mundo de la Nutrición Deportiva, son muchos los productos que, con leves modificaciones, van consiguiendo cierta especialización a fin de adentrar al cliente más al fondo del embudo donde se hallan los productos más avanzados y, por tanto, de mayor precio. Son, por tanto, unos avezados ingenieros del marketing vertical. Pero cuando la innovación toca su techo y el nicho rebosa, hay que abrir nuevas galerías o corredores subterráneos al modo en que lo hacen los topillos a base de excavar. Nos adentraríamos así en la segmentación horizontal. Y en esas andan los buenos de MyProtein, en este caso explotando la Nutrición Infantil.
Claro que es en este punto donde el asunto comienza a perder la gracia. Que vendan en la sección de productos adelgazantes –sí, tienen esa sección– nuez de cola, picolinato de cromo, glucomanano, extracto de frambuesa y colina o batido de proteína dietético –tal cual– es tan legítimo como soplar vilanos de cardos en el campo. Otra cosa muy distinta es que sirvan de algo en quien malgasta su dinero en suplementos cuya utilidad queda a años luz de la evidencia. No ocurre lo mismo cuando hablamos de la gama para niños. Dentro de la misma, encontramos una serie de «snacks saludables», tal y como ellos mismos lo denominan, compuestos por batidos en polvo y bebidas de frutas. Por cierto, vale que el rollo heroico y espartano al que nos tienen acostumbrados en el mundo fitness tenga su chiste como reclamo publicitario, pero llamar a la gama de snacks para niños literalmente «Pequeñas Bestias» (Little Beasts) parece algo frívolo y chocarrero, aunque sepamos de antemano a qué tipo de padres van destinados estos productos para niños –de nuevo, hachas del marketing–. Desgranemos ahora ambos productos para saber a qué nos referimos.
Decíamos que uno de los productos de la gama Little Beasts son las bebidas de frutas. Con muy buena puntería, justifican en su página web el motivo por el cual han creado dicho producto. Así pues, los buenos de MyProtein asumen una realidad que tienen a bien ilustrar: que a veces es complicado que los niños tomen frutas y verduras –se les escapa que precisamente este es uno de los motivos por los que ocurre eso–. A renglón seguido, aparecen ellos como salvación, de modo que «en Myprotein hemos encontrado una solución, ya que no solo nos apasiona la proteína, sino que también somos conscientes de la importancia de consumir la cantidad recomendada de frutas y verduras. Así, hemos elaborado un delicioso batido elaborado con zumo y puré de frutas, proteína de suero y enriquecido con vitaminas A, C y E para ayudar a las defensas de tus pequeñas bestias de forma natural». Cantidad recomendada de frutas, vitaminas, defensas, natural… El reclamo, como podemos ver, es el mismo al que nos tienen acostumbrados los grandes de la industria cada vez que ponen en circulación un producto para niños. Y las mismas trampas, claro está. Tan es así que la bebida de fresa y plátano en realidad sólo posee un 3% de concentrado de zumo de fresa y un 5% de puré de plátano –¡un 8% entre ambos!–. El primer ingrediente es, lejos de lo que pudiésemos esperar en una bebida de fresa y plátano, el concentrado de zumo de manzana. Recordar en este punto que la legislación vigente impide que a este tipo de productos se les llame zumo, por lo que los chicos de MyProtein optan por la denominación de bebida de frutas.
Otra cuestión a tener en cuenta es la imagen dada de compromiso y responsabilidad a la hora de añadir ciertas vitaminas para el beneficio de los pequeños; pero no queda otra. Al tratarse de concentrados, al zumo se le elimina el agua mediante evaporación para reconstruirlo más adelante, procedimiento térmico por el cual se pierden ciertos compuestos termolábiles como es el caso de la vitamina C, unas de las más inestables. Es decir, primero me la cargo porque me interesa trabajar con concentrados y luego la añado para colocarme la medalla del buen hacer. Como anécdota al respecto, recordar cómo James Lynd, sobre cuya efigie descansa la corona de laureles de haber elaborado el primer ensayo clínico controlado de la historia allá en el siglo XVIII, encontró el remedio para el escorbuto en los cítricos pero, pese a ello, siguieron produciéndose bajas entre la marinería inglesa. ¿El motivo? Pues sí, los zumos concentrados. Lind comprendió que los cítricos eran la solución para el escorbuto, pero no por sí mismos, sino por la vitamina C o ácido ascórbico. Al pasar meses en alta mar, los zumos eran hervidos previamente para obtener el concentrado de zumo, proceso durante el cual la vitamina C era degradada, por lo que el escorbuto siguió presente. Reseñar que los marineros de la Royal Navy siguen siendo conocidos hoy día como limey –abreviatura de lime juicers–. Por todo esto, recordar que el propio nombre de ácido ascórbico encuentra su origen etimológico en todo esto, ya que no viene a significar más que eso: «sin escorbuto».
Volviendo a las bebidas de frutas de MyProtein, vemos cómo éstas no distan mucho de lo que podemos encontrar en cualquier supermercado dentro del género. Pero es que además tropiezan torpemente con algunos mantras repetidos hasta la náusea cuando entran a justificar la adición de las vitaminas C y A. De la primera, añaden que ayuda a mantener unos dientes y encías sanas. Precisar en este punto que la vitamina C no ayuda a mantener unos dientes sanos, sino que ayuda más bien a evitar la pérdida o caída de piezas dentales, así como mala cicatrización, hemorragias en piel y mucosa, y alteraciones osteo-articulares. Y es que éstos y no otros son las manifestaciones de la deficiencia de vitamina C o escorbuto, algo que, por suerte, no ocurre en nuestro país. De hecho, de acuerdo al estudio ENALIA (Encuesta Nacional de Alimentación en la población Infantil y Adolescente) el déficit de vitamina C en niños de entre 1 y 3 años es del 0.0% en niños y 0.0% en niñas, mientras que entre 4 y 8 años, éste sería del 0.0% en niños y 0.3% en niñas. Por tanto, vemos que el manido recurso de la vitamina C añadida a los alimentos procesados infantiles carece de razón y, más aún, utilidad alguna.
Respecto a la vitamina A, pues otro tanto. En este caso, añaden que la vitamina A contribuye al mantenimiento de una buena visión. Este tópico nos lleva atrás en el tiempo, cuando las madres nos daban zanahorias para la vista y así evitarnos unas lentes futuras que nadie quería por entonces. Sin embargo, el origen del mito es mucho más épico de lo que pudiera parecer y se halla nuevamente en nuestros amigos británicos. Y es que, durante la Segunda Guerra Mundial, las Fuerzas Aéreas Reales Británicas consiguieron desarrollar un avanzado sistema de radar aéreo capaz de brindarles una clara posición de ventaja a la hora de derribar aviones alemanes durante la noche. Claro que no serían tan estúpidos de airearlo, por lo que se ufanaban de tener semejante visión gracias a la cantidad de zanahorias que ingerían sus pilotos. Igualmente, conviene recordar que el déficit de vitamina A sí puede producir xeroftalmia o ceguera nocturna, hasta el punto que, según UNICEF, 500.000 niños quedan ciegos cada año en países en vías de desarrollo, de los cuales el 50% morirá antes de los doce meses, motivo por el cual Ingo Potrykus y Peter Beyer crearon el arroz dorado hace 20 años con fondos públicos para que el endospermo del mismo presentara provitamina A y otros terpenoides. Huelga señalar que los creadores renunciaron a la patente para que pudiese ser usado en misiones humanitarias, motivo por el cual surge el Golden Rice Humanitarian Board. Asimismo, recordar que los buenos de Greenpeace impiden que dos millones de niños mueran cada año por deficiencia de vitamina A (UNICEF), razón por la cual el año pasado 109 premios Nobel firmaron una durísima carta abierta acusando a la organización verde de «crimen contra la Humanidad» por su rechazo al arroz dorado. Por tanto, podemos decir que, efectivamente, el déficit de vitamina A puede traer serias y peligrosas consecuencias relacionadas con la vista, pero eso no quiere decir que mayor ingesta a la adecuada mejore la vista en población sana.
Centrándonos en el estatus de vitamina A entre los niños de nuestro país, consultamos de nuevo las ingestas según ENALIA y vemos que mucho ruido y pocas nueces. Es decir, en niños de entre 1 y 3 años, el porcentaje de individuos con ingestas por debajo del EAR fue 0.0% en niños y 0.0% en niñas, mientras que entre 4 y 8 años fue 0.0% en niños y 0.1% en niñas. Así las cosas, podemos ver que el añadir determinadas vitaminas a estas bebidas de frutas no sólo es inútil, sino que además obedece más bien a la necesidad de generar un valor añadido que explotar a la hora de promocionar el producto y a esa idea tan andamiada en el colectivo de padres de las vitaminas como sinónimo de gasolina para el body. ¿Y el precio? Pues lo que cabe esperar de un alimento procesado vendido como si del Bálsamo de Fierabrás se tratara: 12.49 euros por cada 6 botellitas individuales de 150 ml. Juzguen ustedes mismos. Veamos ahora lo que ocurre con los batidos para nuestras pequeñas bestias.
Según MyProtein, la mayoría de los batidos del mercado tienen un contenido casi nulo de proteína, al tiempo que valora la importancia de este macronutriente en el crecimiento de los niños. Por tanto, sucintamente nos vienen a decir que se trataría de un batido con un elevado aporte proteico en relación a los batidos comerciales que vemos en cualquier supermercado. Sin embargo, cuando comparamos unos y otros vemos que tal afirmación hace aguas. En el caso de los batidos de MyProtein, el contenido de proteína por ración sería de 8.2 gramos. En el caso de Puleva, cada ración individual de 200 ml nos aporta 6.0 gramos. La marca blanca de DIA, por su parte, tiene 7.2 gramos por ración. Otro de los gigantes del mercado, ColaCao Energy, posee 5.8 gramos de proteína por frasco bebible individual. Y así podríamos seguir. Por tanto, lejos de aplaudir la calidad nutricional de los batidos comerciales –la cual oscila entre muy mala y pésimamente mala– podemos decir que, en lo que al contenido proteico se refiere, no dista mucho de los batidos proteicos para mini-espartanos de MyProtein. Por no hablar de que incurren en las mismas trampas comerciales de lo que viene a ser el ABC de los productos de nutrición infantil: fortalecer con calcio, hierro y vitamina C. De hecho, aporta un 21% de la IR de Calcio, mientras que una botellita de ColaCao Energy nos brinda el 30% (167 mg vs 239 mg, respectivamente). Es decir, menos que uno de sus rivales más cercanos.
Recapitulando pues, vemos cómo MyProtein condena el estado de cosas actual en relación a los productos de snacks o desayunos de los niños y, conscientes del mal al que se ven expuestos, trata de corregirlo introduciendo en el mercado de la nutrición infantil una serie de productos más caros que el de sus competidores pero, en teoría, más saludables. Sin embargo, tal y como hemos visto, dicho propósito no queda más que en un cúmulo de buenas intenciones y mucha, muchísima manipulación mediante el mismo rosario de trampas y medias verdades al que recurre la gran industria alimentaria cuando de productos destinados a los niños se trata, sobre todo cuando de bebidas de frutas se trata.
Para finalizar, recordar las recientes recomendaciones del Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría en relación a los zumos. En el mismo, los expertos concluyen a modo de decálogo que los zumos no ofrecen beneficios a los niños menores de un año; que los zumos no ofrecen beneficios adicionales respecto a la fruta entera; que el zumo no es apropiado para tratar la deshidratación ni la diarrea; que el consumo excesivo de zumos puede estar asociado a malnutrición; que puede producir diarrea, flatulencias, distensión abdominal y caries; que los zumos fortalecidos con calcio pueden proveer de una fuente biodisponible de calcio y vitamina, pero puede propiciar la falta de otros nutrientes presentes en la leche humana, fórmulas o vaca. Del mismo modo, insiste en la necesidad de procurar no dispensarles zumo en recipientes fácilmente transportables con tapón como las botellitas aquí analizadas a fin de evitar que los niños puedan consumirlo fácilmente a demanda a lo largo del día. Por tanto, vemos cómo los chicos de MyProtein han metido la pata hasta el tuétano con esta nueva gama de alimentos destinados a los niños. No podemos eludir –qué menos– que todos ellos estén libres de azúcares añadidos, asunto que ni resta ni suma a todo el compendio de despropósitos y manipulaciones vertidos a la hora de promocionar sus productos.
REFERENCIAS:
-Melvin B. Heyman et al. Section on Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition, Committee on Nutrition. Fruit Juice in Infants, Children, and Adolescents: Current Recommendations. Pediatrics May 2017
-Valoración Estado Nutricional de la Población de la Encuesta ENALIA
-Melvin B. Heyman et al. Section on Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition, Committee on Nutrition. Fruit Juice in Infants, Children, and Adolescents: Current Recommendations. Pediatrics May 2017
-Valoración Estado Nutricional de la Población de la Encuesta ENALIA