«Sin sal, todo sabe mal», reza socarronamente el dicho popular. Nuestro ansiado oro blanco que tantas rutas y calzadas dio a lo largo de la historia por satisfacer una demanda siempre insatisfecha. Es tal la importancia de la que ha gozado, que incluso llegó a ser moneda de cambio entre los funcionarios públicos romanos, los cuales recibían su salarium en paquetes de sal. Sin embargo, la sal posee también su cara menos amable: la muerte. Sabemos que entre la antigua nobleza china, la sal –un lujo por entonces– fue utilizada como método de suicidio al abrigo de ciertos rituales tradicionales. Y no sólo eso. A día de hoy, la sal sigue detrás de multitud de desenlaces fatales.
En 2011, el Journal of Forensic and Legal Medicine analizaba el caso de una mujer de 55 años de edad que logró suicidarse ingiriendo 700 mL de salsa de soja. Poniendo los números sobre la mesa, esto significaría que la misma llegó a ingerir del orden de 75 gramos de sal o 1300 mEq de sodio. La dosis letal de sal se estima que se halla entre los 0.75-3.0 gr/kg, apareciendo generalmente en la literatura con una LD50 en ratas de 3000 mg/kg. En el caso que nos ocupa, hablamos de una muerte con tan sólo 1.1 gr/kg, habida cuenta que el peso de la fallecida era de 67.2 kg. Reseñar que, tal y como describen con asombro los autores del trabajo, los niveles séricos de sodio hallados en la fallecida fueron de 187 mmol/L, considerando hipernatremia a unos niveles por encima de 145 mmol/L. De ahí que los autores señalaran que se trataría de los niveles de sodio plasmático más altos documentados. Sin embargo, dos años después, un trabajo publicado en The Journal of Emergency Medicine sentenciaría lo mismo, salvo que en este caso hablamos de un adulto de 19 años con unos niveles de sodio plasmático de 196 mmol/L que sí sobrevivió. Cabe subrayar que en este caso el ingreso se debió no al intento de suicidio, sino al mero machoalfismo; es decir, a un reto entre amigos. De este modo, el joven llegó a ingerir un cuarto de botella de salsa de soja, aproximadamente medio litro. O, lo que es lo mismo, entre 160-170 gr de sal, lo que entraría dentro del rango letal de acuerdo a su peso corporal. Señalar que, en relación a la salsa de soja, existen más casos descritos en la literatura científica de intentos de suicidio mediante la ingesta de la misma.
Claro que si existen reportes de casos de muerte directa en relación a la sal es con el uso de ella como agente emético. Durante los años 60 y 70, las soluciones salinas eran recomendadas para inducir la emesis o vómito tras un episodio de envenenamiento. Con el tiempo, esta práctica fue mermando como un charco bajo el sol hasta desaparecer, aunque desgraciadamente sigue estando presente en el ámbito doméstico. En un trabajo publicado en Legal Medicine, los autores analizaron 3 casos de muerte por hipernatremia fatal tras el uso de sal como agente emético. En este caso, todos los pacientes llegaron al hospital con unos niveles séricos de sodio mayores a 245 mmol/L previos a la muerte, la cual aconteció por edema cerebral. La administración de la solución salina como emético fue de lo más variopinta. En el caso 1, se administró tras la ingesta de dos colillas por parte de una joven de 34 años; en el caso 2, a un hombre de 69 años con largo historial de esquizofrenia tras la ingesta de un neuroléptico de su compañera de habitación; y, en el caso 3, una niña de 4 años de edad que ingirió varias pompas de jabón mientras tomaba su baño. Prueba palmaria y manifiesta de cómo el remedio muchas de las veces viene a ser peor que la enfermedad cuando tratamos de echarnos el problema y la solución sobre la chepa en lugar de pedir asistencia sanitaria profesional.
Otros casos de envenenamiento por sal descritos en la literatura científica tienen que ver con lavados gástricos, infusiones intravenosas de soluciones salinas, ingesta forzada en casos de abuso con niños o exorcismos en países subdesarrollados, así como ingestas accidentales cocinando, al confundir la sal con el azúcar y administrarle el alimento a niños o personas con desórdenes mentales o discapacitados. Al respecto, tenemos una maravillosa revisión sistemática publicada en 2017 en Nutrients por Norm R. C. Campbell, del Departamento de Medicina, Fisiología y Farmacología de la Universidad de Calgary, Canadá, y su compañera Emma J. Train. El contexto del mismo tiene que ver con la preocupación por una peligrosa campaña iniciada en Agosto de 2016 en las redes sociales bajo el lema #Salt4Siria, en la que jóvenes se auto-grababan en video ingiriendo una cucharada de sal a fin de poner el foco sobre la problemática de los refugiados sirios. Tras cumplir con el reto, cada joven nominaba a otro y así se retroalimentaba el #Salt4Siria.
Pues bien, en este caso, los autores analizaron 35 casos de muerte por ingesta de sal aparecidos en la literatura científica, siendo en 19 casos adultos y en 16 niños. En ellos, los niveles séricos medios de socio fueron de 205 mmol/L, siendo el más alto 255 mmol/L y el más bajo 151 mmol/L. En 8 de las fatalidades con niños menores de 5 años, el azúcar fue confundida con la sal. En otra, se produjo un error a la hora de añadir la sal a una fórmula de rehidratación. Huelga subrayar así no sólo lo relativamente fácil que puede ser que ocurra semejante desenlace, sino las cantidades a ingerir. En el caso de dos niños, la dosis letal fue menor a 10 gr de sodio, lo que equivale a menos de 5 cucharaditas pequeñas de café, mientras que en el caso de 4 adultos, la dosis fue menor a 25 gramos de sodio, lo que se traduce en menos de 4 cucharadas soperas. Recordemos el caso visto líneas arriba del suicidio con 700 ml de salsa de soja, cuya ingesta sería de 75 gramos de sal. Por tanto, hablar de 25 gramos en un adulto pone en contexto el aspecto de las dosis letales.
Del mismo modo, sabemos que solamente dos cucharadas de sal pueden producir aumentos en los niveles de sodio por encima de los 30 mmol/L, lo cual puede desencadenar daños neurológicos irreversibles. Con todo ello, resulta lógico que los autores cuestionen la LD50 relativa a la sal. La dosis menor con la cual tuvo lugar un desenlace fatal fue tan solo cuatro veces mayor que la ingesta media diaria de un individuo en Pekin y menos del doble del rango superior de consumo diario en chinos. Es importante tener en consideración cómo los humanos hemos evolucionado con mucha menos cantidad de sodio de la que actualmente ingerimos (0.1-1 gr/d), lo que justificaría la capacidad tan poco desarrollada por nosotros a la hora de poder excretar rápidamente grandes cantidades de sodio. Por si fuera poco, la variabilidad en la capacidad para eliminar este sodio varía no sólo en función del estado renal y determinadas patologías, sino de la variación genética, por lo que existirían individuos más sensibles a esta eliminación y otros resistentes, lo que incidiría en su capacidad de amortiguación frente a los efectos adversos derivados de la ingesta aguda de sodio.
Vivimos que un momento sin parangón en nuestra historia en lo que a seguridad alimentaria se refiere. Los alimentos cada vez son más seguros. Sin embargo, a veces nos enmarañamos en neofobias alimentarias y miedos a determinados aditivos, fitosanitarios, transgénicos y toda esa batería de herramientas que nos han permitido llegar a este punto. Sin embargo, a veces dejamos perderse y difuminarse todo ello entre las banalidades del día a día, generando miedos injustificados y sobredimensionados fruto de un misoneísmo desacomplejado, olvidando cuestiones como las reseñadas líneas arriba. Cuando hablamos de alimentos y su potencial letal, nos olvidamos a menudo del número de veces en las que pasan por nuestras manos productos y herramientas capaces de producir desenlaces fatales con una probabilidad mayor a la observada en aquellos otros productos a los que tanto tendemos a temer. Como curiosidad al respecto y lejos de alzar un panegírico al mismo, señalar que la LD50 del glifosato es 5600 mg/kg. La del alcohol, 7000 mg/kg. La de la vainilla, 1600 mg/kg. La de la aspirina, 200 mg/kg. La cafeína, 192 mg/kg. La nicotina, 50 mg/kg. Y la sal…¡ay, la sal!
REFERENCIAS:
-Campbell NRC et al. A Systematic Review of Fatalities Related to Acute Ingestion of Salt. A Need for Warning Labels? Nutrients. 2017 Jun 23;9(7)
-Carlberg et al. Survival of acute hypernatremia due to massive soy sauce ingestion. J Emerg Med. 2013 Aug;45(2):228-31
-Turk et al. Fatal hypernatremia after using salt as an emetic--report of three autopsy cases. Leg Med (Tokyo). 2005 Jan;7(1):47-50.
-Furukawa S. et al. Fatal hypernatremia due to drinking a large quantity of shoyu (Japanese soy sauce). J Forensic Leg Med. 2011 Feb;18(2):91-2
-Campbell NRC et al. A Systematic Review of Fatalities Related to Acute Ingestion of Salt. A Need for Warning Labels? Nutrients. 2017 Jun 23;9(7)
-Carlberg et al. Survival of acute hypernatremia due to massive soy sauce ingestion. J Emerg Med. 2013 Aug;45(2):228-31
-Turk et al. Fatal hypernatremia after using salt as an emetic--report of three autopsy cases. Leg Med (Tokyo). 2005 Jan;7(1):47-50.
-Furukawa S. et al. Fatal hypernatremia due to drinking a large quantity of shoyu (Japanese soy sauce). J Forensic Leg Med. 2011 Feb;18(2):91-2