Son las 5 de la tarde. La morriña ataca y decides hacer fonda en el camino adentrándote en un Starbucks. Ambiente agradable, wifi y calefacción en su punto. Frente a ti, todo un batiburrillo mondrianesco de cafés, tés, Frapuccinos de té y fruta, de crema, etc. Y bollería, claro está. Lo que viene a ser una cafetería al uso, pero con ese toque golosón tan americano. Tiras una moneda al aire y te pides un Frapuccino. Tan valiente te ves, que eliges el mismísimo que corona estas líneas. Todo un tributo al azúcar, sea dicho. Al final, acaba picándote tanto la curiosidad con todo esto del azúcar que comienzas a teclear en tu Macbook en busca de información dentro de esa madeja de Google.
Aprecias que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar el 10% de las calorías de la ingesta diaria en forma de azúcares libres, obteniendo beneficios aún mayores en caso de no superar el 5%. Es decir, para una dieta de 2.000 kcal hablaríamos de 50 gr (unas 12 cucharadillas de café) y 25 gr (6 cucharadillas), respectivamente. Claro que, aunque sea una completa perogrullada, la propia OMS señala literalmente en su monográfico informativo que «no existe evidencia que muestre un daño asociado a la reducción de azúcares a menos del 5% de la ingesta energética total». Con todo, si trasladáramos estos números al etiquetado que correspondería a nuestro Frapuccino, veríamos que la historia toma un perfil algo menos dulce. Por ejemplo, suponiendo que la tabla de información nutricional considerara como valor de referencia en relación a los azúcares añadidos el límite superior del 10% de la ingesta energética total, esta tabla debería quedar tal que así:
Aprecias que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar el 10% de las calorías de la ingesta diaria en forma de azúcares libres, obteniendo beneficios aún mayores en caso de no superar el 5%. Es decir, para una dieta de 2.000 kcal hablaríamos de 50 gr (unas 12 cucharadillas de café) y 25 gr (6 cucharadillas), respectivamente. Claro que, aunque sea una completa perogrullada, la propia OMS señala literalmente en su monográfico informativo que «no existe evidencia que muestre un daño asociado a la reducción de azúcares a menos del 5% de la ingesta energética total». Con todo, si trasladáramos estos números al etiquetado que correspondería a nuestro Frapuccino, veríamos que la historia toma un perfil algo menos dulce. Por ejemplo, suponiendo que la tabla de información nutricional considerara como valor de referencia en relación a los azúcares añadidos el límite superior del 10% de la ingesta energética total, esta tabla debería quedar tal que así:
Es decir, estaríamos hablando de que un sólo Frapuccino como el de la imagen supondría el 176% de los azúcares libres a no superar. Más exactos, 38 gramos de azúcar de más de una atacada (unas 9 cucharadillas de azúcar). Y todo ello dando por hecho casi con toda seguridad que dicho consumo no sería el único del día, considerando las mil y una hendiduras por las que estos mismos azúcares libres se cuelan cada uno de los días de nuestras vidas. Es más, teniendo en cuenta que estamos en un Starbucks, lo lógico sería no sólo sentarse con el ordenador portátil a pillar wifi mientras buceamos por Google, sino que, ya puestos, cabría llevarse algo sólido a la boca -hay que comer de todo con moderación, decían en las mañanas de Mariló-. En este caso, siendo benevolentes, presuponemos que nos pedimos un pequeño donut de chocolate. Esto supondría un añadido de 27 gramos más de azúcar, de acuerdo a las propias tablas de Starbucks. Por lo tanto, nuestra meliflua merienda nos llevaría hasta a un 230% de la cantidad de azúcares libres del límite superior recomendado. 115 gramos de azúcar, para ser más exactos. No obstante, prestos a no hacer trampas en el solitario, supongamos que esa tarde en cuestión no llegamos a ser tan golosones. Únicamente optamos por el Frapuccino. Así, hemos dicho que la OMS recomienda no superar el 10% de la ingesta energética total al cabo de un día como azúcares libres, pero que podríamos obtener beneficios añadidos si este límite superior lo rebajamos hasta el 5%. ¿Qué debería decirnos la tabla de valores en este caso concreto? Pues lo que vemos a continuación:
Pues bien, suponiendo que no somos conformistas y que hemos optado por darle un cambio a nuestra vida otorgándole un voto de confianza a los chicos de la OMS, vemos que nos pasamos de frenada en un 252%, de toda suerte que nuestro Frapuccino supondría nada más y nada menos que el 352% del límite superior. En concreto, nos iríamos 63 gramos por encima de lo pretendido (unas 15 cucharaditas de nada). Claro que, puestos a hacer trampas nuevamente por esto del probar, si le sumamos el mismo donut de chocolate del caso anterior, las cifras ya serían ciertamente mareantes -y dignas de una bomba de insulina adherida a la mesa-, puesto que dicha merienda supondría un 460% del límite superior recomendado en caso de considerar el 5% del total de la ingesta diaria como azúcares libres. No obstante, habría que pararse a considerar si dichas trampas son tal cosa, considerando el día a día en relación a la ingesta de galletas y bollería en desayunos, refrescos en almuerzo, cena y/o aperitivo, helados, zumos, meriendas y todo un rosario de dizque alimentos inundados de azúcar (el 75% del azúcar de nuestro día a día se halla escondido entre la maleza).
Por tanto, el asunto podría pasar de puntillas si no fuera por las siguientes tres razones:
1.-En puridad, no es un planteamiento tan tramposo como hemos dejado entrever socarronamente. Tan es así, que de acuerdo al Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA) llevado a cabo por el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, en España consumimos una media de 94 gr de azúcar al día (100,5 gr los hombres y 88 gr las mujeres), muy por encima de los límites superiores ya comentados.
2.-La prevalencia de sobrepeso en la población adulta española entre los 25 y 64 años es del 39.3% y un 21.6% de obesidad, al arrimo del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE). La corona de laureles se la reparten el Principado de Asturias, Galicia, Andalucía y Región de Murcia, respectivamente.
3.-En nuestro país, la primera causa de muerte son las enfermedades del sistema circulatorio (tasa de 252,7 fallecidos por cada 100.000 habitantes), seguida de los tumores (237,4), de acuerdo al informe de defunciones por causa de muerte del Instituto Nacional de Estadística. Dentro de las enfermedades circulatorias, las enfermedades isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho, etc.) y las cerebrovasculares ocupan el primer puesto. En cuanto a los tumores, los principales responsables de mortalidad son el cáncer de bronquios y pulmón, por un lado, y el cáncer de colon, por el otro. Quitando el cáncer de bronquios y pulmón, cuya carga de responsabilidad mayor recae sobre el tabaquismo, el resto de enfermedades se hallan fuertemente ligadas a la alimentación, en general, y el sobrepeso y el azúcar, en particular. No podemos soslayar que la mala alimentación es la principal causa de los actuales problemas de salud en la mayoría de los 187 países analizados en el Global Burden of Diesease 2010 study, en la misma línea de lo señalado por el US Burden of Disease Collaborators a la hora de poner el foco sobre la alimentación y su responsabilidad sobre la mayoría de muertes cardiovasculares, circulatorias y determinados tipos de cáncer.
Por tanto, el asunto podría pasar de puntillas si no fuera por las siguientes tres razones:
1.-En puridad, no es un planteamiento tan tramposo como hemos dejado entrever socarronamente. Tan es así, que de acuerdo al Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA) llevado a cabo por el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, en España consumimos una media de 94 gr de azúcar al día (100,5 gr los hombres y 88 gr las mujeres), muy por encima de los límites superiores ya comentados.
2.-La prevalencia de sobrepeso en la población adulta española entre los 25 y 64 años es del 39.3% y un 21.6% de obesidad, al arrimo del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE). La corona de laureles se la reparten el Principado de Asturias, Galicia, Andalucía y Región de Murcia, respectivamente.
3.-En nuestro país, la primera causa de muerte son las enfermedades del sistema circulatorio (tasa de 252,7 fallecidos por cada 100.000 habitantes), seguida de los tumores (237,4), de acuerdo al informe de defunciones por causa de muerte del Instituto Nacional de Estadística. Dentro de las enfermedades circulatorias, las enfermedades isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho, etc.) y las cerebrovasculares ocupan el primer puesto. En cuanto a los tumores, los principales responsables de mortalidad son el cáncer de bronquios y pulmón, por un lado, y el cáncer de colon, por el otro. Quitando el cáncer de bronquios y pulmón, cuya carga de responsabilidad mayor recae sobre el tabaquismo, el resto de enfermedades se hallan fuertemente ligadas a la alimentación, en general, y el sobrepeso y el azúcar, en particular. No podemos soslayar que la mala alimentación es la principal causa de los actuales problemas de salud en la mayoría de los 187 países analizados en el Global Burden of Diesease 2010 study, en la misma línea de lo señalado por el US Burden of Disease Collaborators a la hora de poner el foco sobre la alimentación y su responsabilidad sobre la mayoría de muertes cardiovasculares, circulatorias y determinados tipos de cáncer.
Así pues, trenzando lo aquí expuesto en relación a nuestro Frapuccino, los etiquetados y el azúcar, vemos cómo no hace falta ser precisamente un zahorí para percibir ese tufillo a ventaja oportunista que trata de buscar –y de hecho consigue– la industria alimentaria junto al lobby azucarero haciendo las veces de Cirineo en todo este deambular. A fin de cuentas, solamente tenemos que mirar los números. Un 352%. Claro que esta omisión deliberada es una constante en las estanterías de nuestros supermercados. Se entiende así ese feroz interés por parte de los actores implicados en su producción y puesta en circulación a la hora de evitar todo tipo de medida enfocada a brindar información cabal y real hacia el consumidor. A fin de cuentas, los trileros acostumbran a ganar. Sin embargo, tal y como hemos señalado anteriormente, el problema se torna hiriente cuando se percibe ese olor a trampa por parte tanto de los fabricantes como de quienes diseñan las campañas de promoción y etiquetado de este tipo de productos tan cotidianos en nuestra dieta occidental. Con estos mimbres, se antoja no sólo importante, sino necesario hacer notar que detrás de ese ''consumo esporádico y responsable'' que alientan, se esconde una realidad mucho más ruda, vinculada a la enfermedad y a la merma en la calidad de vida (5,3 millones de españoles mayores de 18 tiene diabetes tipo 2, de acuerdo al estudio [email protected]). Pero claro, siempre pensaremos que todo está bajo control (ese es el mensaje que nos brinda Coca-Cola al alentarnos a hacer deporte para limitar así el problema a un ejercicio de sumas y restas). Sin embargo, si de verdad quisieran hacernos creer que tomamos decisiones libres y sopesadas, sería tan fácil como brindarnos las herramientas oportunas para participar en esas decisiones. En este caso, información limpia y directa. Éxitos como los de sinazúcar.org vienen precisamente gracias al hecho de darnos esa misma información que el público de a pie desconocía y que la industria esconde sistemáticamente. De ahí la rabieta de muchos de los fabricantes en redes sociales y medios frente al éxito que está suponiendo toda esta toma de conciencia. Las verdades del barquero.
NOTA ACLARATORIA: la información dada en relación a Frapuccino corresponde a la aportada por la propia web de Starbucks, siendo por tanto información fidedigna. Reseñar que en EE.UU. tendrán que especificar los gramos y %VD de azúcares añadidos a partir de julio de 2018. Dicha medida ni está ni se le espera en este rabo de Europa.
NOTA ACLARATORIA: la información dada en relación a Frapuccino corresponde a la aportada por la propia web de Starbucks, siendo por tanto información fidedigna. Reseñar que en EE.UU. tendrán que especificar los gramos y %VD de azúcares añadidos a partir de julio de 2018. Dicha medida ni está ni se le espera en este rabo de Europa.