Pediakid, Redoxitos, GummiKing y un rosario interminable de suplementos dietéticos de vitamina C para niños en forma de gomitas de colores a los que los fabricantes suelen llamar «forma divertida de proteger el sistema inmune» y similares. Una canción que vemos igualmente cuando de néctares, concentrados y bebidas de zumos hablamos, con sus logos de vitamina C a la vista. O esos potitos de frutas bebibles al uso y forma de NaturNes de Nestlé (100% natural con vitamina C, rezan ellos). La lista de productos a los que los fabricantes añaden vitamina C vanagloriándose de la hazaña sería interminable, incluyendo al inefable Mi Primer Cola Cao. Así las cosas, pareciera que los niños de nuestro país sufren una seria deficiencia de vitamina C y los fabricantes, convertidos en arietes de la salud, se echan la causa por montera y se lanzan a por ella en beneficio de los más pequeños. Pero, ¿qué dicen los números al respecto? Pues según ENALIA (Encuesta Nacional de Alimentación en la Población Infantil y Adolescente), el déficit de vitamina C en niños de entre 1 y 3 años es del 0.0% en niños y 0.0% en niñas, mientras que entre 4 y 8 años, éste sería del 0.0% en niños y 0.3% en niñas. Es decir, dicha carencia -lisa y llanamente- sería inexistente en el ámbito infantil de nuestro país. Por tanto, podemos asumir que semejante recurso no obedece más que al mero marketing y a esa idea tan andamiada como injustificada en nuestra sociedad de la vitamina C como fuente de energía y brío, además de azote del resfriado y la gripe. Y claro que cabe aplicar aquí aquella máxima proverbial del «como creo lo que invento, no me parece que miento». Pero no. En el caso que nos ocupa, hablamos de la mentira voluntaria e interesada, la más inmoral de todas las posibles