Hoy es 4 de febrero. Desde el año 2000, dicha fecha se corresponde con la celebración del Día Mundial contra el Cáncer, tal y como acordaron la Organización Mundial de la Salud, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer y la Unión Internacional contra el Cáncer a fin de concienciar a la población general sobre esta terrible enfermedad. Una enfermedad que cada año acaba con la vida de 7.6 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, lo que no suelen reflejar estas melifluas campañas de lazos es que muchos de los factores de riesgo a tener en cuenta están dentro de nuestras manos. De hecho, sin tabaco y sin sobrepeso podríamos reducir en un 45% el cáncer en el mundo. Y es precisamente éste, el sobrepeso y la obesidad, una pieza muy olvidada dentro de esta ecuación.
Según la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), existe evidencia científica suficiente para asociar sobrepeso y cáncer. Es decir, tendríamos anverso y reverso de una misma moneda. Sobrepeso y obesidad como factor de riesgo o promotor y pérdida de peso como factor protector sobre el cáncer. Concretamente en España, el sobrepeso es responsable de 1 de cada 20 tumores detectados cada año. Un país en el que cada año se detectan alrededor de 247.000 casos nuevos y donde el 20% de la población adulta sufre de obesidad y un 40% tiene sobrepeso. Por tanto, hablamos de un país convertido en tómbola ambulante en lo que al riesgo se refiere.
En lo que respecta al cáncer en sí en relación al sobrepeso y la obesidad, hasta 13 tipos de cáncer se asocian con los mismos. Concretamente meningioma, adenocarcinoma de esófago, mieloma múltiple, riñón, útero, ovarios, tiroides, mama, hígado, vesícula, estómago, páncreas, colon y recto. Estos tipos de cáncer suponen el 40% de todos los casos de cáncer diagnosticados. Tan es así, que en Estados Unidos 630.000 personas reciben cada año un diagnóstico de cáncer asociado al sobrepeso y la obesidad, de acuerdo al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Algunas de las razones propuestas según las cuales unos niveles de adiposidad más elevados se hallarían relacionados con algunos tipos de cáncer serían: aumento de insulina e IGF-1; inflamación crónica de bajo grado; niveles más elevados de estrógenos; y las propias células grasas como reguladoras del crecimiento de las células malignas.
Igualmente cabría considerar no sólo el grado de adiposidad dado, sino el cómo se gatilla o alcanza dicho grado de sobrepeso u obesidad. Los caminos señalados al respecto serían sobre todo nacer con un peso elevado, aumento de peso durante la adultez y/o pérdida y ganancia de peso de forma repetida.
Así las cosas, hoy 4 de Febrero es un día no sólo para celebrar el día mundial de una enfermedad que cada año acaba con la vida de millones de personas en todo el mundo, sino para tomar conciencia de cómo uno de los mayores problemas de Salud Pública al que nos enfrentamos en la actualidad es parte misma de la enfermedad a la hora de repartir las cartas de una baraja que no hace sino crecer. Y claro que poco o nada harán los lacitos de colores en todo este horror.
Referencias:
-Kyrgiou M et al. Adiposity and cancer at major anatomical sites: umbrella review of the literature. BMJ. 2017 Feb 28;356:j477.
Según la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), existe evidencia científica suficiente para asociar sobrepeso y cáncer. Es decir, tendríamos anverso y reverso de una misma moneda. Sobrepeso y obesidad como factor de riesgo o promotor y pérdida de peso como factor protector sobre el cáncer. Concretamente en España, el sobrepeso es responsable de 1 de cada 20 tumores detectados cada año. Un país en el que cada año se detectan alrededor de 247.000 casos nuevos y donde el 20% de la población adulta sufre de obesidad y un 40% tiene sobrepeso. Por tanto, hablamos de un país convertido en tómbola ambulante en lo que al riesgo se refiere.
En lo que respecta al cáncer en sí en relación al sobrepeso y la obesidad, hasta 13 tipos de cáncer se asocian con los mismos. Concretamente meningioma, adenocarcinoma de esófago, mieloma múltiple, riñón, útero, ovarios, tiroides, mama, hígado, vesícula, estómago, páncreas, colon y recto. Estos tipos de cáncer suponen el 40% de todos los casos de cáncer diagnosticados. Tan es así, que en Estados Unidos 630.000 personas reciben cada año un diagnóstico de cáncer asociado al sobrepeso y la obesidad, de acuerdo al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Algunas de las razones propuestas según las cuales unos niveles de adiposidad más elevados se hallarían relacionados con algunos tipos de cáncer serían: aumento de insulina e IGF-1; inflamación crónica de bajo grado; niveles más elevados de estrógenos; y las propias células grasas como reguladoras del crecimiento de las células malignas.
Igualmente cabría considerar no sólo el grado de adiposidad dado, sino el cómo se gatilla o alcanza dicho grado de sobrepeso u obesidad. Los caminos señalados al respecto serían sobre todo nacer con un peso elevado, aumento de peso durante la adultez y/o pérdida y ganancia de peso de forma repetida.
Así las cosas, hoy 4 de Febrero es un día no sólo para celebrar el día mundial de una enfermedad que cada año acaba con la vida de millones de personas en todo el mundo, sino para tomar conciencia de cómo uno de los mayores problemas de Salud Pública al que nos enfrentamos en la actualidad es parte misma de la enfermedad a la hora de repartir las cartas de una baraja que no hace sino crecer. Y claro que poco o nada harán los lacitos de colores en todo este horror.
Referencias:
-Kyrgiou M et al. Adiposity and cancer at major anatomical sites: umbrella review of the literature. BMJ. 2017 Feb 28;356:j477.